CLARINADA ( Nro.1-94, Mayo 1937 - Febrero 1945 )
Editor: Patria (Buenos Aires, Argentina).
Director: Carlos M. Silveyra

Description

El profesor Daniel Lvovich (Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina) escribió el artículo "Un vocero antisemita en Buenos Aires: la revista Clarinada (1937 -1945)" explica: "Si bien el antisemitismo era común en las publicaciones nacionalistas que aparecieron en Buenos Aires en la década de 1930 y primera mitad de la de 1940, la revista Clarinada se destacó entre todas ellas por la radicalidad de su odio a los judíos.
Clarinada publicó su primer número en mayo de 1937, y continuó apareciendo hasta febrero de 1945.
Se trataba de una revista de aparición mensual, prolijamente editada, con unas ochenta páginas y tapas en colores. Desde su inicio, Clarinada llevó como subtítulo Revista Mensual de propaganda argentina y contra propaganda roja, que a partir de 1940 se modificaría por otro que reflejaba de manera más exacta sus contenidos: el de Revista anticomunista y antijudía. En efecto, desde el primer número de la revista quedo claro que tras el anticomunismo de su director, Carlos M. Silveyra - quien con anterioridad se había destacado por sus iniciativas destinadas a combatir al supuesto peligro rojo, como la publicación del libro El Comunismo en la Argentina o la puesta en marcha de la Comisión Popular Argentina contra el Comunismo - se dibujaba un antisemitismo obsesivo, que encontraba en las tesis de la conspiración universal judía un argumento que se repetiría hasta el hartazgo. De tal modo, a partir de su declaración de principios, la revista se presentaba como una herramienta de lucha contra una serie de enemigos que, pese a sus diferencias, habrían actuado de consuno bajo las órdenes de los israelitas, con el propósito de destruir la civilización cristiana. "Programa de lucha sin cuartel contra ese ejército de alimañas, integrados por fuerzas aparentemente heterogéneas : materialismo, liberalismo, marxismo, comunismo, socialismo, anarquismo, ateísmo, masonería, etc., pero que están unidas en la misma finalidad : la destrucción de la civilización cristiana y que obedecen al mismo comando que las dirige desde las tinieblas: el judaísmo." (no.1, mayo 1937).
El antisemitismo de Clarinada combinaba unos tópicos y una virulencia que lo aproximaban al nazismo, con una apelación constante a una identidad católica que lo distanciaba de este, sin advertir en ello contradicción alguna. De tal modo, la revista podía apelar a la autoridad de algunos padres de la Iglesia para respaldar su anti judaísmo, sin que ello le impidiera recurrir a metáforas de tipo biologicista de clara inspiración nacional socialista, entre ellas una recurrente: "En invierno hay que precaverse de la gripe, pero en toda estación hay que precaverse de la peor peste: el judaísmo." Pese a identificarse de manera completa con el régimen de Hitler, a quién auguraban " "el triunfo de la nueva Alemania, porque será el triunfo de la justicia social y el aniquilamiento del judaísmo" (no.45), Clarinada afirmaba no compartir la ideología racista.
En cada número se repetía, a manera de afirmación de su pertenencia a los ámbitos católicos, una explicación sobre los motivos que animaban a la publicación: "Clarinada no combate a los judíos porque son judíos, ni pretende agitar luchas religiosas o raciales.
Clarinada combate a los judíos, porque ellos son los inventores, organizadores, directores y sostenedores del comunismo en todo el mundo.
Clarinada combate a los judíos, porque los judíos, cumpliendo con las directivas de los 'Sabios de Sion' corrompen la moral cristiana, estimulan los vicios y los defectos humanos, para aniquilar la conquista espiritual de la humanidad hecha por Jesús, primera víctima de los Judíos deicidas". La doble identificación de Clarinada le permitía recibir respaldos provenientes tanto del campo católico cuanto del nacional socialista. De tal modo, el vocero oficioso del Arzobispado de Buenos Aires saludó la aparición de Clarinada señalando que merecía "el más decidido apoyo de cuantos abrigan la preocupación cristiana y patriótica de defenderse del enemigo implacable que es el comunismo" y el Obispo de Santiago del Estero, Monseñor Rodriguez Olmos, envió su bendición a los lectores católicos de la revista.(no.24). Paralelamente, el exacerbado antisemitismo de la revista le valió en 1938 los elogios de la publicación nazi Der Stürmer, que lamentaba “que no se esté enterrando vivos a todos los judíos sin distinción, de modo que por fin pueda reinar la paz entre la gran familia argentina”. Clarinada reproducía de manera persistente algunos de los más importantes textos antisemitas, como los Protocolos de los Sabios de Sion y las obras de Hugo Wast, Julio Menvielle o Virgilio Filippo, además de los discursos de Hitler y otros jerarcas del nazismo. En la revista se identificaba de manera permanente al judaísmo con el comunismo, se sostenía que los republicanos españoles no eran otra cosa que títeres de los judíos, se afirmaba en consonancia con los postulados del nazismo que los israelitas eran los responsables por el estallido de la Segunda Guerra Mundial y se manifestaba de manera repetida el deseo de que el fin de la contienda significara su total exterminio. Mientras una sección permanente titulada "Actividades del Ghetto" se dedicaba a injuriar de modo permanente a las personas e instituciones israelitas de la Argentina, las representaciones del judío que -tanto en la portada cuanto en las caricaturas firmadas con el seudónimo de Matajacoibos -se reproducían de modo continuo, participaban de los rasgos que los estereotipos del antisemitismo alemán atribuían a los israelitas.
En cada número, la revista demandaba al gobierno nacional una serie de medidas: el cierre de diarios como Crítica o La Vanguardia, la declaración de la ilegalidad del comunismo y la expulsión o encarcelamiento de sus dirigentes, la prohibición del uso del idisch en diarios, revistas y audiciones radiales y la expulsión del país de todos los judíos, sin excepción.

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La identificación de Clarinada con el régimen y los propósitos del nacional socialismo no se derivaba solamente de una solidaridad de tipo ideológico, ya que la revista era subsidiada de manera encubierta por las agencias de propaganda del gobierno Alemán. Sin embargo, la principal fuente de financiación dela revista se encontraba en la publicidad de agencias y empresas del Estado, como Y.P.F., el Censo Nacional Agropecuario, la Caja de Ahorro Postal y los Bancos de la Nación Argentina, Municipal, de la Provincia de Buenos Aires e Hipotecario Nacional. Pese a los reiterados reclamos que las organizaciones que combatían al antisemitismo elevaron a los sucesivos gobiernos de la Nación, la propaganda oficial continuó apareciendo en las páginas de Clarinada hasta que, cuando la derrota Alemana era inminente, la revista se dejó de publicar.